Juan Salgado Brito
El Día del Estudiante se celebra el 23 de mayo, y se instituye en 1929, cuando surge un movimiento estudiantil en la Universidad Nacional, mismo que fue reprimido por la policía del Distrito Federal, para exigirle al gobierno del presidente Emilio Portes Gil que respetará las decisiones de la comunidad universitaria y les otorgará la Autonomía, ya que quién nombraba al Rector de la Universidad era el secretario de Educación y las reglas y políticas internas eran, obviamente, con apego a los intereses oficiales del Gobierno. Pero más allá del antecedente histórico del Día del Estudiante que si bien sentó un importante precedente del espíritu de lucha y de rebelión de la juventud universitaria para lograr la autonomía y hacerse escuchar con múltiples demandas, hoy en día lo más importante es reflexionar sobre la situación de los estudiantes frente a su tiempo y sus circunstancias, lo cual, sin duda, es motivo de preocupación tanto de los jóvenes frente al porvenir, como para las familias que viven en constante sobresalto por las asechanzas como la inseguridad y la violencia a las que están expuestos cotidianamente quienes como estudiantes se trasladan desde sus hogares para asistir a clases en las instituciones educativas.
No solamente es el ambiente escolar y la incertidumbre frente al futuro lo que viven los estudiantes, son también los tiempos difíciles de inseguridad, injusticia, desigualdad, discriminación, falta de oportunidades y, en muchos casos, el derrumbe de valores que lo mismo se refleja en los gobiernos, la sociedad y en muchas familias donde, lamentablemente, a los hijos jóvenes y adolescentes no se les da la atención y apoyo que requieren. Los tiempos de los estudiantes pueden no ser nuestros tiempos por la percepción que ellos tienen de la realidad y de las expectativas para su crecimiento y desarrollo. Esto podrá constituir un reto para padres de familia, autoridades y todos los sectores de la sociedad, pues a todos interesa que las y los jóvenes de hoy sean las generaciones más exitosas, prósperas y productivas del mañana.
Los estudiantes y su tiempo es todo un tema que no se agota en sólo la celebración del Día del Estudiante, sino todo un capítulo para abordarse con la mayor responsabilidad y elevado sentido de compromiso con las y los jóvenes, a quienes sociedad y gobierno debemos traducir en políticas públicas tangibles que garanticen más y mejores oportunidades para prepararse y para emplearse con mucha calidad competitiva y apoyos para proyectos productivos y sus iniciativas de emprendimiento.